“La
mariposa que no sabía volar”
Había
una vez una mariposa que no sabía volar.
Todos
sus amigos como el gusano Héctor, su hermana Sofía, el pájaro
Valentín y la cucaracha Josefina, le ayudaban a poder volar. Pero
como ellos no volaban excepto Sofía y Valentín, no le podían
ayudar mucho.
A
la mariposa le daba mucha envídia ver a las otras mariposas pudiendo
volar.
Un
día cuando todos le ayudaban a la mariposa, por el camino pasaba una
niña pequeña, con el pelo rubio. La niña se fijaba mucho en los
árboles, y mirando a un árbol vio a los cinco amigos. La niña
cogió a la mariposa y se la llevo a su casa.
El
padre de la niña, que era un biólogo, miró a la pequeña mariposa.
La niña le dijo a su padre que no podía volar, y que por favor le
ayudara.
El
padre de la niña, estuvo haciédole pruebas a la mariposa un par de
horas.
Al
final su padre paró, pero metió a la mariposa en una caja de
cristal, para ir observándola.
Pasaron
cuatro días y la mariposa aun no podía volar. El padre de la niña
se tuvo que llevar a la mariposa a su trabajo para así poderle hacer
más pruebas.
Al
día siguiente el padre de la niña descubrió el problema de la
mariposa. El problema de la mariposa era que tenía una enfermedad en
sus alas.
Cuando
el padre se lo dijo a la niña, ella se puso muy triste y se fue
llorando a su a su cuarto. Su padre fue a tranquilizarla a la pequeña
y le dijo que iba a hacer lo que pudiera, que iba a probar si se
puede operar.
Al
final el padre de la niña operó a la mariposa y todo salió muy
bien.
Estuvieron
dos días curándola para que no se le infectara las heridas.
El
último día probaron a ver si podía volar, y pudo volar muy bien. Y
la niña llevo a la mariposa donde se la encontró.
Y
al ver a sus amigos se puso muy contenta.
Mª
José García Jiménez, 6º